Por mi trabajo, sabía algunas cosas que se me avecinaban tras la llegada del rey chiquitito. Pero hasta que no las vives no sabes realmente lo que son.
Mi recuperación fue rápida, ya en el hospital me duchaba sola, y me subía y bajaba de la cama con gran agilidad, es lo que tiene no sufrir una episotomia ni cesárea. Si tenía dolor genital y sobre todo en el sacro pero era algo aguantable.
Eso sí sangrar sangraba más de lo que estaba acostumbrada en las reglas, y me ha durado hasta el día 12, después sigo manchando pero no es sangre ni tanta cantidad, sobre todo mientras el pequeñín está mamando.
El dormir es otro cantar, entre que el pobre tenía mucha flema del parto, mientras estuvimos ingresados lo tuvieron que aspirar y hacerle un lavado gástrico (ains tan pequeñito...), después mamando cada 2 horas y también sufrimos la crisis de las tres semanas, mamaba cada media hora si no llora como si no hubiera un mañana. Cosa que me pone muy nerviosa...
Al final arrastras cansancio, si además sumas que no tenemos nadie que venga a ayudarnos con la casa, pues me paso la mañana corriendo para limpiar mientras el poco tiempo que duerme. Menos mal mi santa madre que nos trae la comida. ¡Ay que seríamos sin las madres !!
Y por último pero no menos importante, el estado de ánimo, se supone que es el momento más feliz de nuestras vida y sin embargo tienes unas ganas de llorar increíble, sin motivo aparente pero solo quieres llorar... todo fruto de las hormonas y todo lo vivido, pero por suerte y con paciencia todo pasa, eso sí yo sigo tomando tila porque nerviosa sigo estando ... ¡¡ains el décimo mes!!
No quiero que las futuras mamás se desanimen al leerme que a pesar de todo es precioso y al verle esa carita todo compensa.
¡¡ A disfrutar de la vida que son dos días !!